Consideraciones sobre el Estar Muertx Manteniéndose en Vida
NOTA PRELIMINAR: INTRODUCCIÓN ORIGINAL EN ENTRADA ANTERIOR, REEDITADA CON CAMBIOS NOTABLES PARA ESTA ENTREGA.
Consideraciones sobre el Estar Muertx
Manteniéndose en Vida
“Patience and poise twin ribbons bare
and make vivid a dark shallow vein
Disguise and shame
of all light downward”[1]
La vida se vive sintiendo y tomando parte en formas de estar en el mundo.
La ontogenia y la microhistoria personal, que afectan a, a la vez que son
afectadas por la figura difusa de lo que se entiende como persona, están
sumergidas en un entorno que ofrece idiomas culturales, esto es, formas de
estar en el mundo que son susceptibles de ser entendidas por el
resto (Ver figura 1). Calzar en el mundo, tener salud y estar en los márgenes de la ley es, en
gran medida, hablar[2]
en los mismos términos que las demás personas, pero también depende de
actuar y ser inteligible para las instituciones, todo esto en conjunción con
el hecho de tener un cuerpo, cuerpo biológico y en su mayor parte recibido: la persona, con sus cualidades personales—tanto ontogénicas como
heredadas—se sumerge en canales culturales cuyo cause ha sido erosionado por
todas las personas con quien convive, con todas las prácticas tradicionales,
con todo el sistema político que le precede, con las instituciones
estructurantes, y con la carga biológica y la carga familiar que, en
distintos órdenes temporales y con distintas intensidades, han dado forma a
dicho cause. En este sentido recuerdo a Rebecca Seligman y su propuesta
sobre las disrupciones de la autoconciencia cuando comenta que el
sufrimiento crea disonancias en la experiencia de sí misma, las cuales minan
la coherencia de forma tal que el sufrimiento es causa y a la vez
consecuencia de sí mismo y del yo trastornado
En un orden de magnitud, en el orden de la persona sintiéndose a sí misma,
la cotidianidad influirá su autopercepción y la hará sentir más o menos
fluyente en algunas formas de estar en el mundo, y más o menos contraria a
muchas otras. Este es el gran remezón del que somos recordados cuando nos
encontramos en presencia de un otro marginalizado: la incapacidad
comunicativa genera un choque incómodo en el orden de la convivialidad, esto
es, dos personas incapaces de comunicarse en plenitud se sentirán
reflexivamente incómodas la una de la otra, instancia según la cual, por sí
sola, no puede expulsarse a la frontera a la una o a la otra, sino que
depende de un contexto social de disputa de fuerzas, que hará de uno de los
idiomas en disputa el dominante. Extrapolo más allá, a otro orden de
magnitud: la ciudad se siente a sí misma disonante, la gente, como
consciencia unitaria, si se quiere, identificable como capaz de entenderse a
sí misma, es también susceptible de sentirse en discordia consigo misma, y
el sufrimiento, esta vez sociológico, es causa y consecuencia de dolor y
perturbaciones sociales, de marginalización, de encarcelamiento, de
cacicazgos narcos, de contaminación ambiental, de corrupción política. La
ciudad, en su grandiosa complejidad, siente como persona, y sus disrupciones
pueden crear estallidos afectivos y de auto representación.
De estos tres órdenes de magnitud de las relaciones entre consciencias—la
consciencia del self o autopercepción, la de la convivialidad o
instancias cara a cara, y la de la metropolitana o patrones
sociológicos—surgen distintas formas de institucionalizar y hacer sentido de
las inconsistencias: la locura, la funa y la cárcel, son un ejemplo
claramente distinguible, pero me propongo estudiar el fenómeno de forma más
interconectada. ¿Cómo puede una cultura de la psiquiatría creada en
metrópolis europeas y norteamericanas
Discuto un tipo de frontera, que no radicaliza la violencia, con un ejemplo
etnográfico. Helene Basu
Pero la ruptura con el mundo tiene todavía otro carácter afectivo posible
de hacer emerger. El perfeccionamiento de las políticas de segregación de
los Estados, y la identificación y el encarcelamiento que han hecho posibles
las tecnologías de guerra redirigidas hacia la propia población han creado
un equivalente a la locura y la adicción, que se mueve en órdenes políticos:
el prisionero non conforme, el criminal político. La violencia formal de
segregación no tiene la salida marginal que el santuario de India, sino que
tiene otra salida marginal en reflejo de aquellas relaciones de poder que le
encarcelaron en primera instancia
[1]
“[La] paciencia y [el] aplomo, [como] cintas gemelas [se] revelan / y
hacen vívida una vena oscura y poco superficial / Disfraz y vergüenza /
de toda luz [que apunte] hacia abajo.” Traducción propia.
[2] Me refiero a hablar en sentido amplio: hablar, moverse, escuchar,
mirar, oler, actuar y sentir en términos inteligibles.
[3]
Ver, por ejemplo, los ataques de koro que fueron curados por
conversaciones de anatomía sexual desde el médico al paciente
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Bibliografía
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