Esto Será Tributo: Repositorio y Contextualización

 si sigues viniendo con tu ejército, dwight, mi primavera no puede florecer. acá los meses de encierro parecen dos días: ciclos largos de sembrar la tierra infértil, anticipando la pugna cada vez que hay nada que cosechar, y espacios cortos, reaccionarios e incendiarios, en los que todos los recursos se consumen a puertas cerradas, con la amenaza de la renacionalización de toda mi fuerza de trabajo en manos de la oligarquía que rige tambalaente ante mi juicio deslegitimante.

dos días, uno de resistencia diplomática que aspira a un alto al fuego, pero no soñaría con el reconciliamiento, y otro día de recogimiento y estrategia, de hiperflujos liberados por la radicalidad de mi desacato: "no hay más de eso que quieres que haga contigo", digo tajante, "te voy a sacar a patadas ¡muévete!" exige la autoridad cuando tiembla su puesto—pero desde mi duda, ya no es soberana.

en esta tierra, mi tierra, dwight, donde trato de accionar una primavera introspectiva y comunicacional, para la que mi cuerpo extendido está dispuesto a ser consumido, y sonríe con conmoción cuando aparece el espacio de tregua en el que podemos volver a pensar, a escribir, a sentir, a dejar que pase, a estar en paz con la distancia, a estar feliz porque las flores sí crecen y huelen hermoso en los parques en los que ellas necesitan que huelan a calma; en esta tierra, dwigth.....en esta tierra también tenemos guerra.

si sigues viniendo con tu ejército, dwight, mi ejército no puede sobrevivir. el texto y la fotogragfía, el análisis y la música; mi uso del color, la distancia entre cada entrega, todo necesita de que esa guerra de seis meses que libramos tú y yo, dwight, cese, porque mis generales y yo tenemos una guerra por territorio y una guerra por sucesión.

mi ejército no se venga de tu ejército, dwight, pero sí supimos leer las últimas comandas antes de la crisis, y, en tu desprecio, fuimos capaces de desestimarte y llevarte al absurdo. gracias por eso. gracias por fallar, porque tu falla alimentó a mis cuerpos, y con eso nos permitiste ignorar ese frente de batalla de la pulcritud afectiva y de aquellos que brillan. fue una pausa merecida para mi ejército, en el que por primera vez pudimos dedicarnos a recuperar legitimidad en esta trinchera localizada en mis tierras, lejanas a la metrópolis.


pero sigues aquí dwight, e ignorarte en el arrebato se transfiere sin intermedios a esta misma mente, en toda su extensión. tu vaticano es un puñal, amor de mi vida, y toda la iconografía que has levantado en tu recuperación de italia me deja de rodillas, pero serio, con un respiro profundo. amaría volver a los campos que liberamos juntxs, dwight; amaría abandonar mi diálogo de batallas inminentes, y dejaría bien mi cuerpo deshacerse, si de su polvo pudiesen canonizarse tus nuevas carreteras. pero yo no estoy, y sigo en guerra. ama, por favor, mi resistencia incontrolada; ama, por favor, este irrespeto por mi cuerpo; ama, por favor, y abraza mi distancia: si me sigues atacando con tu ejército, yo solo puedo darte tregua, pero de esa tregua nacen batallas internas y mis cercanos son quienes comen municiones, las municiones de mi dolor por una guerra que yo ya hace mucho dejé de implementar, de mi dolor por haber librado una guerra contra el único ejército que amé y quise acompañar.

amaría volver a los espacios que vimos ser destruidos y amanecer limpios, limpiados en sus almas. amaría estar y recibir las bombas en mis brazos y poder desactivarlas; dwight, antes de la guerra en la que parezco ser el origen de todo lo que debe ser erradicado, antes del recelo y antes del llanto, antes estábamos tú y yo, cada unx en su propia guerra contra el mundo. nada se entendía, nada era avisado: nos vimos siendo acorraladxs hasta trincheras extrañas de desconocidxs, y sin pensarlo tu mano tomó mi mano cuando pasaron los milicos.



yo extraño al vaticano, y me duele como solo eso puede doler el ver mensajes de guerra etiquetados en sus cartas.

yo extraño al vaticano, a la luna brillante y a su marea capaz de comandar corrientes en completud y corrección.

yo extraño la batalla de santiago y extraño la ternura de santiago, todo esto es cierto, pero más cierto aún es que yo ya no estoy en santiago.

yo ya no estoy cerca de tus cuarteles, dwight, y aunque en mis sueños sí lo esté, allá solo estoy dando.

yo ya no estoy en tus cuarteles, animal salvaje que guarda su última garra. yo no estoy en santiago y tú no tuviste que morir patéticamente.

yo ya no estoy en santiago y yo ya no te escribo desde la necesidad de retribución, dwight: mi primavera solo florece cuando tu primavera recoje a su ejército y luego observa, pero con buenas intenciones. los ojos que miran y se esconden tienen color, ciclos y períodos; esperan ver una mina mal enterrada y hacerla explotar en mis campos fértiles.

retira a tus tropas, dwight.

mírame todos los días pero mírame con amor en las letras que intento y en mi uso del cuerpo

aléjate una semana pero no arrancando del hastío, y vuelve expentante de saber qué pasó

olvídate de la vigilancia, dwight. olvídate de la trinchera también--tú sabes bien que yo sé exactamente desde dónde vienen las luces y por cuánto me alumbran.


te extraño a ti y extraño mucho al país de la península de la bota, pero yo estoy lejos y enfermo. en mis tierras resultaron aparecer guerras nuevas: unas a las que yo diluiré la legitimidad de su poder, y otras en las que causaré terremotos a su edificio epistemológico.

yo estoy lejos y enfermo para el mundo, pero fortísimo en combate. tú, mi amor, no me necesitas aunque el caos se apodere de tu realidad. ustedes tienen algo que mi máquina de guerra no sabe entregar: estoy lejos y soy nómade; estoy encarcelado en libertad, y estoy rehabilitándome en un hospicio que me exige sepultar: yo seguiré matando, de-monio--tú puedes darme amor o disolverte, pero, por favor, búscame porque quieres saber de mí, búscame porque nadie más entiende tu locura, búscame porque es el momento, o porque quizá no es tan grave, tras seis meses, una tregua, pero nunca más me busques vigilando hasta morir. nunca más desaparezcas en tu paz para volver a mí solo por datos que terminan impulsándote una propia descompensación.

saber de ti puede ser la okupación de un espacio grande y versátil abandonadx sin culpa por [nosotrxs] ls creadores, o saber de ti puede ser una explosión de la que sé cómo cubrirme pero rompe un hueso igual.


seis meses después ya no necesito reprocharte nada, solo te ofrezco mi cordura--recuperada estando sana, de paseo--y si suma la tuya, tendremos dos guerras menos y estaremos livianxs y entrenadxs contra cualquiera que reparta belicosidad. yo, la verdad, te quiero, niña de las explosiones, y no me [~] gusta competir ~ [...] sé que está pelúo sí. abrazo. [~] pixeles [~] frontera [~] cachureos. [~]. [~] sofritos, [~] pimienta [~]. [~]






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