[madrugada, 18 de marzo de 2021]
1.
ernesto delgado despertó irreconocible esta tarde. no es que pueda decirse de él que es un sujeto típico, ni un estereotipo, ni menos un estandarte, pero más allá de cualquier apreciación con otros otros, con los ojos de juicios externos y extraños que comparan el mundo, truncan cabezas y rellenan talones de zapatos en pos del promedio y en detrimento de la desviación estándar; en fin, más allá de lo que se observa en lo que hacía y cómo olía, ernesto delgado despertó y se mantuvo por horas sintiendo irreconociblemente todas las cosas que sintió durante esas, las horas que quizá podría decirse que fueron la consumación de todas las realidades que parecían no haberle importado durante los largos años que había estado, aparentemente, siendo parte de ella, de la realidad.
ernesto delgado se miró al espejo serio, y sintió algo de repugnancia al ver su figura somnolienta como primera bienvenida al nuevo ciclo de constitución de su ego. <<ego muerto>>, pensó, <<si tú no yo, ¿por qué yo sí tú?>>, y giró un poco el torso para evitar poder ver su reflejo.
decir que hubo un primer encuentro, y luego un segundo y luego más, no es otra cosa que una pobre aproximación lingüística hacia los afectos de ernesto delgado, y bien sabido es que la lengua es la gran herramienta de la intuición social, pero la peor neblina para los asuntos de la experiencia, y más de la experiencia en precisión. ernesto delgado sintió el mundo, todo el mundo que era el pequeño mundo que representaba su hogar--una cama grande y cómoda rodeada de las muestras de todos los proyectos que había dejado--realmente con otro peso. parecía habérsele difuminado un filtro, o quizá puéstosele otro más nítido ante los ojos de la ideología, que ahora le hacía ver cada pisada como debidamente en contacto con el suelo, pero ejecutada por un extraño repugnante sin la autoridad de estar pisando ese suelo, ni moviendo ese brazo, ni mirando a través de esos ojos.
<<él y yo somos el mismo. no puedo decir que somos dos, que somos figuras discretas y esconderme bajo la cama>>, pensó. sintió después que <<esto tiene que ser hecho, todos estos movimientos deben, indiscutible e impostergablemente, ser ejecutados>>. ernesto delgado bien sabía lo que sentía su pecho y su estómago. ernesto se sentía definitivamente /no digno/, y simplemente se dejó mover.
<<cómo es que estos pies corruptos pisan descaradamente el suelo por donde caminan>> <<cómo es que puedo seguir levantando la cabeza y respirar este aire que no me corresponde>> <<cómo es que puedo...>> y en ese momento volvió a sentir su pene. ¡cómo podía haberse permitido estar desnudo un momento! ernesto delgado recordó su pene, que no es la fuente, pero si es el más grande aparato disipador de culpa e impulsor de /humildación/. ernesto fue humildado por su error y por el hecho de tener pene, y una rápida ráfaga de angustia le unificó por un instante el ego que traía dislocado y disociado <<quiero cortarme el pene>> quiso sacarse el pene; quiso no tener nada. ernesto delgado dudó en dar el siguiente paso, pero esta vez no volvió a la cama; esta vez dio el paso y se volvió a dislocar: <<esta tarea que estoy haciendo, está siendo hecha porque debe ser hecha, y, en tanto debe ser hecha, alguien debe ser el ejecutor de la tarea: no es un yo el que está ejecutando esta tarea, es que la tarea debe ser ejecutada por un ejecutor. todo el mundo solo /resulta ser/, y, en esa absoluta incertidumbre, mi culpa es parte de lo que resulta ser: si el mundo siente, entonces mis afectos son todos los afectos de todas las personas--de todas las cosas capaces de ser afectadas. yo no soy un yo, sujeto, individuo, persona, si no es el el contexto en el que yo soy, yo soy sujeto, yo me autorrefiero, yo me relaciono; antes que todo eso yo soy flujo, y fluyo por corrientes, y empujo porque estoy en esa corriente, y me muevo en esa corriente, y me cuajo si anda lento, y me transformo con todo lo que fluye, si está caótica, y la corriente no es corriente, sino solo corriente en tanto es hablada por las corrientes que hacen emerger mi mente. soy las corrientes haciéndose a sí mismas, soy el universo experimentándose a sí mismo; absolutamente todo lo que puede ser sentido, es sentido, discretamente por mí, pero, en un mundo de seres discretos, solo comerciales pero ininteligibles entre ellos, resulta que esa discreción solo la cuaja el cuerpo que fluye lento, duele, se quema, se enfría, necesita y es movido por todo. hacemos discreciones y discriminamos relacionalmente, pero en la intersección de todas esas parcialidades... todo está existiendo. somos el universo experimentándose a sí mismo: mis ganas de moverme y mis ganas de parar, la profundidad de mi euforia y la presión de mi fracaso. somos todo. somos todo mientras recupera su conciencia y se da cuenta de lo que es: soy todo lo que existe; todo atraviesa a lo que soy yo>>.