oda al dolor; carta al rechazo
ODA AL DOLOR; CARTA AL RECHAZO
recuérdame. recuérdame por la gracia o recuérdame por la fuerza, porque ¿qué te hace volver aquí sino el despertar desorientada y sin saber ¡por qué hay una pared en tu lado de la cama, y por qué la ventana está al otro lado y no cerrada!?
tiembla y tenle miedo a mi reflejo, porque está ocupando un espacio tuyo que no es mío. porque la memoria te deja fuera de ella, y no eres tú la que pierde la memoria. témele al movimiento de mis manos, porque mis manos y tu memoria nunca quisieron dejar de entrelazarse y, a menos que estemos de acuerdo, yo no existo y tú no existes.
yo también tengo miedo. tengo miedo porque el paso del tiempo no es infalible, y desconfío de mi voz y de mi cara, porque nada de lo que quiero darte habla ni engaña. tengo miedo de disimularlo demasiado y tengo miedo de derramártelo en el pecho, como desgarrándome la angustia negra de adentro de mi pecho de un solo tirón que termina contigo salpicada de toda su viscosidad, manchada tú del petróleo mío. pero a qué viniste sino a recordarte en mi petróleo.
recordaste mi risa, estoy seguro. recordaste tu espacio al lado mío. recordaste tu mente y cómo se movía, ágil, llena y con autonomía. recordaste que caer significaba tener razones, y que el peso tenía nombre y existía. yo sentí mi espacio al lado tuyo y casi pude verte transparente o de papel, de vuelta en paisajes extraños y con un dolor etéreo.
dolor no, dolor significa algo. lo que vi fue una sábana al viento que me susurraba que yo tampoco existo. pero yo solo no existo cuando dejas de mirarme. mi sueño se desvanece y soy una bestia obediente que espera para siempre en la tumba de su compañera. una bestia a la defensiva que ha matado por el espacio de su humana. solo tu ausencia me atrapa, desconsuela y me quita la existencia, me acalla el rugido del alma y me domestica en obediencia. solo no existo cuando dejas de mirarme, y tú, primate imperfecto, tambaleaste el inframundo y alcanzaste tu propio altar, y me miraste.
juntxs, estúpidxs y prohibidxs cruzamos ladridos y nos acicalamos las cabezas, y bailamos en trance para que pudieras despertar. pero yo solo no existo cuando dejas de mirarme, y, convertídome en bestia, pisoteaste el espacio de tu propio recrear. ¡quién eres tú para juzgar con tu lengua insípida el recuerdo de nuestra propia realidad! ¡qué sabes tú, de mente destilada, cómo los corazones impuros pueden llegar a palpitar!
defenderé tu rabia incluso de tu calma; tu instinto incluso de tu mesura: nada pobre ni nada estéril se hará cargo de tu visceralidad. te quieren rehabilitar las entrañas, como si de tus entrañas no se emitieran los juicios más sabios que cualquier otra legalidad; pretenden equilibrarte los afectos, como si tu odio, tu amor, tu rabia y tu tristeza no nacieran de perfectas sentinelas emergentes de tu cuerpo, especialistas en colores, tactos y movimientos, con las que has convalecido y crecido en la ciudad.
viniste a mí como un exilio en tu memoria, como un último perdón y como reconciliación. tú, la memoria que te abandonó, la memoria a la que dejaste de saber escuchar, se trajo, muda y adormecida, al último lugar donde aprendió de movimiento. nuestros vórtices en tándem se difuminaron en los mares, y de nosotrxs ya no quedan trazas, ni una huella, excepto mi corriente que te obliga a maniobrar.
no viniste a mí por mí. ese nosotrxs ya no existe. viniste aquí porque no hay nada más sincero que mi viento y mi ladrido; no hay nada más intenso que los dientes con los que defiendo tu recuerdo. viniste a mí porque te estabas desvaneciendo, porque la extraña transparente era a la que celebraban, porque haces todo por callar y niegas todo pa olvidar, pero yo no sé jamás callarme. en silencio y en la norma, cuenta con el grito que aprendí de ti y con mi venganza que me transferiste. perdiste tus armas, pero ahora soy tuyo yo, y no hay temor que acobarde mi ladrido, y no hay humanidad que domestique mi alegría por tenerte aquí cada vez que no sepai que tu hoyo en el pecho es por no reconocerte.
despierta para ti o despierta para el tótem. yo siempre estaré dispuesto a morderte entre tus sueños, cuando estés muriendo de perder tanto por quererte sanar. esta letra se llama space grotesk. porque prefiero vivir con mi piel ardiendo que decirte "sánate" y verte morir a fuego lento.