borrador antr. política s9 2021
pivotes de profundización:
kaczynski (indust. soc. & its future): sobresocialización de la izq., victimización en inv. soc.; anarcoprimitivismo insurrecto contra la tecnologización como bola de nieve, cambio soc. como recursivo vs revoluc' como total--párrafos: 51, 65, 67, 71, 73, 87, 95, 96 --> "hemos tenido que matar gente", 101 - 106, 118, 119,
sahlins, graeber (on kings): KR como reina extranjera vs mi normalización
s.e. merry (hum. rights law & demonization of culture): norma emergente como fuente de legitimidad del derecho
propios del curso:
coronil, skurski (dismembering & remembering the nation): corporeidad y pertenencia observada--sin veta partidista
montecino (tematizac' del mestizaje en chile): mestizaje que salta a la vista
[en redacción]
primer borrador: noviembre 2021
Coronil y Skurski
Este análisis es
etnográfico, y comprende dos líneas argumentales. La primera es evidente, y
remite a la pertenencia perdida respecto de un espacio de encuentro, y la
segunda es, quizá, un metacomentario, desarrollado mediante el relato de
aquello que nos hizo—a quien compartió ese espacio conmigo y a mí
mismo—repensar la significación de un concepto rayado en la pared de un bar, el
cual versa el imperativo “precolombinízate”.
Frente a las universidades de Playa
Ancha y de Valparaíso, en el sector del cual toman su nombre, una de las
puertas abre el espacio a un bar icónico de la política universitaria chilena,
el bar Roma, nicho tanto de la izquierda partidista como del anarquismo
insurreccional, típicamente ocupado en sus cuatro ambientes, y constantemente
repletándose con eventos particulares. KR y yo, por separado, lo conocimos bien
en el Valparaíso prepandémico, y hace una semana, alrededor de las cinco de la
tarde de un día primaveral soleado, decidimos, a pesar de nuestras zapatillas
rotas, caminar desde el Cementerio n°3 a tomar un descanso y una cerveza juntxs
a su patio trasero.
El Roma, sin embargo, nos fue
extraño de entrada, y después de que desde la barra nos confirmaran que, en
efecto, el bar estaba abierto, caminamos mirando con ojos nuevos a lo largo de
la barra, mientras unos siete u ocho hombres adultos detenían sus
conversaciones para mirarnos a nosotrxs, ahora extrañxs en este espacio que
alguna vez nos fue familiar. KR y yo comentamos brevemente que parecía que “el
loco no había visto una mina desde el año pasado”, pero después de las risas ya
estábamos cerca del patio y sus mesones con sol y sombra de árboles, y dejamos
de enfocarnos en ser extrañxs para disfrutar del espacio en tanto
asimilábamos que se sentía extraño.
El Roma estaba no solo vaciado de casi toda su gente, sino que, para nuestra primera impresión, había sido repoblado por un pueblo para el que nuestra presencia era un evento notorio. Donde antes caminábamos anónimxs e intrascendentes, y nuestras conversaciones eran privadas, ahora éramos subjetivadxs en nuestra diferencia, y convertidxs en una unidad de observación: nos volvimos la pareja, ente distinguible del nosotros en el que, por reflejo, se convirtieron ellos.
[CONTINÚA]